La presión arterial se mide en milímetros de mercurio (mmHg) y se expresa con dos cifras. La primera es el valor sistólico, que es el que marca el corazón cuando bombea la sangre, y la segunda es el valor diastólico, que se mide cuando el corazón se relaja. La medida de dos cifras indica la presión sistólica frente a la diastólica (por ejemplo, 124/80).
La presión arterial es variable y disminuye y aumenta a lo largo del día. Esto es totalmente normal y no tiene nada que ver con que nos diagnostiquen presión arterial "alta".
¿Cuál es la presión arterial óptima?
Una presión arterial ideal y saludable debe rondar los 120/80 mmHg o ser inferior a este valor. Aunque tener la presión arterial muy baja tampoco es lo ideal, es mejor para tu salud que tenerla alta.
Controlar la presión arterial
La presión arterial depende de muchos factores, entre ellos la edad y la herencia familiar. Puedes controlar la hipertensión y revertirla con unos sencillos cambios en tu alimentación y en tu estilo de vida. La presión alta o hipertensión es difícil de detectar, ya que apenas presenta síntomas. Por eso es importante acudir periódicamente al médico de cabecera o a la farmacia y para tomarnos la tensión. Si te preocupa tu presión arterial, consulta con tu médico.
A continuación te mostramos pequeños cambios para controlar tu presión arterial:
1. Reduce la sal en las comidas
¿Sabías que el exceso de sal puede afectar a tu presión arterial? Como la mayoría de la gente, probablemente consumas más sal de la que necesitas. Para controlar la cantidad de sal que incluyes en tu dieta:
- Evita comer alimentos salados entre horas (patatas, queso, frutos secos con sal)
- Reduce la cantidad de sal que añades a la comida
- Si utilizas sal al cocinar, que sea baja en sodio
2. Celebra cada pequeña victoria
Controlar la presión arterial puede parecer una tarea imposible, pero no te preocupes; puedes alcanzar tu objetivo si sigues una serie de pasos muy sencillos. ¡No olvides darte una palmadita en la espalda cada vez que superes uno!
3. Busca una pareja para hacer ejercicio
Seguro que, como casi todo el mundo, te has propuesto mil veces hacer más ejercicio y llevar una vida activa, pero a la hora de la verdad, siempre encuentras una excusa para no ponerte a ello. ¿Por qué no quedas con un amigo para hacer deporte? Así, podréis charla y poneros al día a la vez que os mantenéis en forma y controláis vuestra presión arterial.
4. Cada centímetro cuenta
Muchos queremos adelgazar para vernos mejor de lo que estamos ahora. El sobrepeso puede hacer que tengas de 2 a 6 veces más probabilidades de desarrollar hipertensión que si te mantienes en tu peso ideal.
Si tienes sobrepeso, intenta perder peso de forma sensata: sigue una dieta saludable y haz ejercicio a diario.
5. Modera el consumo de alcohol
Todos tenemos nuestros pequeños vicios, pero hay ciertos hábitos que pueden afectar de forma negativa a la presión arterial, como por ejemplo beber más alcohol de la cuenta. Si bebes, hazlo con moderación.
6. ¡Engánchate a la fruta y a la verdura!
5 raciones diarias de frutas y hortalizas pueden ayudarte a controlar la presión arterial, ya que son una fuente natural de potasio. La clave está en comer una variedad muy amplia de frutas y verduras para asegurarte de que recibes la cantidad necesaria de potasio.
7. Conoce todas tus medidas
Sabes cuánto pesas, cuánto mides y qué número de calzado usas; ¿por qué no conocer también tu presión arterial? Si rondas los 120/80 o por debajo, enhorabuena, tienes una presión arterial saludable. Si en cambio estás por encima de esos valores, empieza a controlarte hoy mismo.
Si quieres medir tu presión arterial, ve a tu médico de cabecera, a la farmacia o consulta con el departamento médico de tu empresa.
8. Pregunta
No pasa nada por pedir consejo. Ahora que sabes cuál es tu presión arterial, que no te dé miedo hacer preguntas. Es vital disponer de toda la información a tu alcance para trabajar de la mejor forma posible.
9. Pídele a tu pareja que te ayude a resistir las tentaciones
Controlar la presión arterial puede ser muy complicado. En ocasiones, tendrás tentaciones que te resultará difícil evitar. Recuerda que no estás solo, pide ayuda a la gente que te rodea.
Las personas más allegadas saben lo que te gusta y lo que no, y te ayudarán a mantenerte firme y alejarte de los pequeños "peligros" (el salero, el tabaco o la bebida). Los problemas, compartidos, son menos problemas.
10. Cosas de familia
Es importante conocer la historia familiar, incluidos los antecedentes médicos. La hipertensión puede ser hereditaria, así que averigua si se ha dado en tu familia.
Desarrollar hipertensión no es necesariamente inevitable. Hay muchos cambios en la alimentación que puedes llevar a cabo para controlar la presión arterial.
11. Tómate tu tiempo para relajarte
El estrés diario y la ansiedad vital pueden aumentar tu presión arterial, por eso es importante que pienses en tus herramientas para combatirlos. Existen muchas técnicas de relajación: da un paseo cuando sientas que estás tenso o haz ejercicio después de un día duro. La actividad física ayuda a aumentar los niveles de endorfinas y te hará sentirte mejor. También es beneficioso dormir mucho y realizar ejercicios de respiración.
12. Márcate un objetivo
Cambiar la alimentación y el estilo de vida no es fácil para nadie. Siempre es tentador tirar la toalla si no ves resultados tan pronto como querrías.
Los objetivos se pueden perder de vista con facilidad por lo abstractos que son, sobre todo si eres una persona impaciente. Márcate un objetivo, anótalo en un papel y añade lo cerca o lejos que crees que estás de conseguirlo (un mes, seis meses, un año...). Antes de que te des cuenta, verás resultados y exclamarás aquello de "¡Lo conseguí!".